En un estado normal de cosas, un estado de ansiedad está ahí para protegernos; si superamos la amenaza enfrentándola, podemos volver a un estado de relajación. Constantemente nos adaptamos a nuestro entorno cultural, pero algunas amenazas pueden confundir nuestras mentes. A veces, sentimos ansiedad por señales que en realidad podemos manejar. Ayudar a mis pacientes a comprender cómo funciona el sistema de ansiedad es una de las tareas que les permitirá empezar a ganar control sobre su ansiedad y miedos.

Cuando la ansiedad golpea, para muchas personas el inicio de los síntomas las lleva a la clínica de emergencia, ya que piensan que hay algo terriblemente mal en ellas. En el mejor de los casos, piensan que podría ser algo relacionado con su corazón, ya que sienten que su corazón late muy rápido. En el peor de los casos, cuando tienen hormigueo en brazos y piernas o simplemente sienten parálisis en las piernas, pueden pensar que necesitan ver a un neurólogo. Estos son escenarios reales que la falta de conocimiento sobre la ansiedad produce. La ansiedad se manifiesta en nuestros cuerpos con una variedad de sensaciones que, para algunas personas, se sienten como si amenazaran su vida. De esta manera, la educación y el conocimiento son la clave para prevenir que la ansiedad domine nuestras vidas.

La ansiedad puede aparecer cuando menos lo esperamos. Por ejemplo, una mujer casada con cuatro hijos que se mudó debido a su trabajo enfrentó el desafío de trasladar a su familia a otra parte del país, lo que incluía encontrar alojamiento de alquiler, nuevas escuelas para todos sus hijos y un hogar para su madre anciana. La parte notable de esta historia radica en el hecho de que ella pudo afrontar todo, pero cuando las cosas iban bastante bien, comenzó a tener síntomas de ansiedad.

Un día, mientras llevaba a su esposo al trabajo, pensaba que no entendía por qué tenía que hacer eso. Se sintió atrapada y fue el inicio de varios síntomas que incluían hormigueo en brazos y piernas. Esto la llevó primero a ver a su médico de cabecera, luego a un neurólogo y finalmente a consultarme a mí. Este escenario no es infrecuente. Además, trabajando como especialista en Psicología de Atención Primaria, he visto que la mayoría de las personas con ansiedad se han hecho chequeos cardíacos antes de verme. Aunque esto es una medida preventiva, destaca la necesidad de que las personas comprendan más sobre la naturaleza de la ansiedad.

Otro caso reciente fue el de un joven que sentía que sus piernas se adormecían por la mañana. Su médico de cabecera le aconsejó que me viera. Después de la evaluación, formulamos que empezó a sentir este síntoma particular cuando sus padres se opusieron a su novia; se sentía ansioso por la opinión de sus padres. Un corto curso de terapia psicológica permitió que este hombre se sintiera mejor respecto a su situación; gradualmente recuperó el control de sus piernas y, más tarde, pudo tener conversaciones con sus padres, lo que le permitió volver a una vida normal.

Cuando nuestros cuerpos no hacen lo que les decimos y la ansiedad o el miedo dominan nuestras acciones, es hora de actuar y consultar con un psicólogo clínico que ofrezca terapias sobre cómo tratar la ansiedad, para permitirte regresar a un estado normal en tu vida.

La terapia te ayuda a comprender y controlar la respuesta de lucha o huida y te permitirá reducir su impacto en ti. Ten en cuenta que, como terapeuta, creo un ambiente seguro donde puedes enfrentar tus miedos y ansiedad.